¿Eres de los que prefiere el final del verano para irse de vacaciones? ¿Estás a punto de disfrutar de las tuyas? Entonces, además de organizar tus maletas y de pedir al vecino que te riegue las plantas, seguro que estás procurando dejar tu casa en orden. Entre otras cosas, es un buen momento para dar un descanso a algunos electrodomésticos como es el caso de la nevera. Pero ¿sabes lo que puedes dejar dentro? ¿Qué debes consumir o desechar? ¿Es mejor desenchufarla? Te lo contamos desde nuestra experiencia como una de las mejores agencias de limpieza en Barcelona.
Está claro que la decisión va a depender, entre otras cosas, de los días que vayamos a estar fuera. Si vas a estar por ejemplo dos semanas fuera, te recordamos que lo mejor será vaciar completamente la nevera para que a la vuelta no nos llevemos una desagradable sorpresa. Aunque la misión de este aparato es extender la vida útil de los alimentos, los milagros no existen. Está claro que, a temperaturas de refrigeración de entre 5ºC y 8ºC, la multiplicación de patógenos es menor que a temperatura ambiente. De todos modos, no todos los alimentos se conservan por igual. Algunos de los productos que se estropearán antes son por ejemplo la carne, los embutidos y el pescado. Aguantarán algo más el jamón o la pasta. Por su parte, dos de los alimentos que más tiempo podrán permanecer en la nevera son los huevos y mantequilla.
También hemos de tener en cuenta dónde guardamos los alimentos dentro de la nevera. La zona más fría es la parte baja y ahí tendremos que colocar la carne y el pescado. En los cajones colocaremos aquellos que necesiten frío intenso como la fruta y la verdura.
Como decíamos antes, los tiempos de conservación no son muy largos y, si vamos a pasar muchos días fuera, lo mejor será dejar la nevera vacía y desconectada. Y, por supuesto, aprovechar para limpiarla a fondo. Recuerda dejar la puerta abierta para que no aparezca moho o malos olores.
La verdad es que en Brill 2000 insistimos a nuestros clientes en que lo ideal es limpiar la nevera a fondo al menos cada tres meses. Lo primero es apagar el electrodoméstico colocando paños en el suelo que absorban los restos de agua. Después llega el momento de vaciar el frigorífico y después el de desmontar baldas, estanterías, cajones y cubetas. Hay que lavar además las juntas de las puertas ya que es una de las zonas donde más suciedad se acumula. En las baldas usaremos un estropajo suave, agua caliente y jabón. Acto seguido, se puede pasar a limpiar todo el interior de la nevera con un poco de agua y bicarbonato de sodio. Después llegará el turno del exterior.
En el congelador, hemos de vaciar la bandeja de drenaje, pieza que puede llegar a acumular un olor bastante desagradable. La desinfectaremos bien con un producto potente y siguiendo las recomendaciones del fabricante.
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